domingo, 26 de septiembre de 2021

MOMENTOS



 

          Me dicen que cuando nací lloré mucho rato hasta quedarme dormida, y que desde entonces, lloraba por hambre, frío, dolor o incomodidad. Con el tiempo aprendí a sonreír y luego a reír cada vez que me hacían algo que me agradaba. Cuando caminé por primera vez, un gesto de felicidad adornó mi rostro, pues mis padres y hermanos celebraban mi gran avance por la vida. Y así, pasaron mis primeros años, entre momentos de grandes alegrías. Luego vinieron los tiempos de algunas obligaciones, como estudiar y ayudar en casa. A veces lo primero me causaba algunas dificultades, tales como esforzar a mi mente y cerebro, y la segunda, cansancio y enfado. Me imagino que a todos los niños les disgustan hacer los quehaceres de la casa.

          Con los años vinieron situaciones fisiológicas que, aunque fueran algo muy normal, me causaban cierta vergüenza, mas con el tiempo me acostumbré a vivir con ellas. Y entonces llegó el amor. Se apareció frente a mí con cara de alegría máxima, vestido de rosa y adornado con un arcoíris de brillantes colores. En esos días supe lo que significaba tener mariposas en el estómago y conocí por primera vez, la sensación que regala un beso en la boca. Aprendí a caminar sobre las nubes y descubrí que todo, absolutamente todo, era hermoso.

          Pero como nada es eterno, un día experimenté la caída de mi nube. Sí, ése que llegó a mi vida sin que yo lo buscara, con cara de ilusión, se tornó en una sombra negra que oscureció mi camino. Todo se volvió gris y la tristeza se instaló en mi corazón causando gran dolor a mi alma. Noches de abundantes lágrimas me tocó vivir y días en los que parecía un robot. Mas esto también acabó.

          Con el tiempo, me gradué de la facultad, rodeada del amor de mi familia y amigos, los que fueron seleccionados entre un grupo grande de gente, demostrando ser ellos con los que podía contar en todo momento y ellos conmigo. Llegó el tiempo en que mis responsabilidades crecieron al tener un trabajo y el amor volvió a aparecer frente a mí, aunque esta vez de una forma más tranquila. Me casé y tuve hijos, y con ellos, muchísimas alegrías y también agobios y preocupaciones.

          Y todo esto se vuelve un camino que, de una forma u otra, todos recorremos en la vida. Entonces, ¿qué es la vida? Para mí, la vida es un rompecabezas que vamos armando con los momentos de nuestra vida. Un puzzle que lo terminamos el día de nuestra muerte.



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