sábado, 8 de julio de 2023

REY BERTRAND DUPONT

 


El castillo Dupont llevaba algunos años abandonado y era habitado por un dragón negro de ojos rojos y grandes alas fuertes. Algunas tardes, cuando el sol comenzaba a ocultarse, el monstruo alado salía a buscar comida, desapareciendo así una res o una cabra en la comarca. La población se encontraba poco molesta, pues cada animal de sus ganados era importante ya que de ellos dependían las familias para llevar comida a sus mesas; sin embargo, no se quejaban mucho pues el dragón nunca atacaba a los aldeanos.

La gente echaba de menos al rey Bertrand, quien luego de la muerte de su esposa y único hijo, desapareció sin dejar rastro. El rey era una persona justa que siempre estaba al pendiente de su pueblo y mantenía la paz y armonía entre los lugareños. A pesar de ya no tenerlo, el pueblo seguía las tradiciones del orden y respeto que el rey había inculcado en toda su gente. A pesar de los años, los habitantes del lugar no perdían la esperanza de que algún día volviera. Realmente lo deseaban y sabían que con él de vuelta en el castillo, el dragón se alejaría y con ello se acabarían las pérdidas de los corrales.

La gente deseba ir a limpiar las afueras del castillo para que, al menos por fuera, estuviera tan bonito como cuando el monarca allí vivía, pero temían que el dragón se enfureciera y los atacara.

En una ocasión, una mujer se armó de valor y llegó hasta los jardines del aún hermoso castillo. Con paciencia y cuidando de no hacer ruido, empezó a arrancar las grandes hierbas que rodeaban la fortaleza. Luego de un largo rato y sin darse cuenta llegó hasta una enorme ventana. Sin poder contenerse se asomó con extremo cuidado.

-¡Cuánta belleza! -exclamó para sus adentros.

La mujer estaba fascinada con lo que alcanzaba a ver a través del cristal. Las grandes alfombras rojas, las pinturas colgando de las paredes... el enorme comedor que contaba con una innumerable cantidad de sillas, los hermosos candelabros de cristal, todo era realmente precioso. Entonces, cuando buscó ver más adentro se topó con una imagen que la dejó helada. Sobre un gran piano de cola había un retrato de la familia real. En ella, el rey y su esposa, la reina, abrazaban a su hijo. A un lado del piano, frente al retrato, estaba el dragón con la cabeza sobre la cola del piano. La mujer descubrió que el animal derramaba lágrimas abundantes mirando la foto. Un presentimiento se apoderó de su corazón y con suma precaución buscó una puerta para entrar al castillo. Una vez adentro, fue con paso lento hasta donde estaba el dragón y sin acercarse mucho lo saludó. 

-Hola. ¿Quién eres?

El dragón volteó despacio a mirarla y regresó a su postura frente al retrato.

-Tal vez pueda ayudarte -insistió acercándose un poco más. 

El dragón comenzó a llorar incontrolablemente y la mujer, sintiendo lástima, empezó a acariciarlo. Entonces el dragón se puso de pie. Era verdaderamente enorme y la mujer tuvo que retroceder unos pasos para poder verlo a la cara, aunque por supuesto, lo hizo levantando la cabeza. Ella percibió algo en su mirada que le parecía conocido y que le transmitía paz, pero no sabía a qué se debía esa sensación. El dragón fue lentamente hasta el centro del salón y lanzando pequeñas bocanadas de fuego logró escribir sobre la alfombra, a punta de quemaduras, las siguientes palabras: "Soy Bertrand Dupont, el rey de esta comarca".

La mujer no lo dudó ni por un instante, pues en ese momento reconoció su mirada.

-¿Cómo es que ahora eres un dragón? -preguntó asombrada.

-El hechicero Ogre intentó robarse a tu reina. El príncipe y yo luchamos por defenderla y ante esto, Ogre asesinó a mi hijo y mujer. Yo intenté matarlo con mi espada pero él me transformó en esto y no puedo deshacerme del hechizo-escribió con el fuego que salía de su boca.

La mujer regresó al pueblo 

prometiendo hacer algo para ayudarlo. Reunió a todos los vecinos y les contó su descubrimiento. Pronto, todos empezaron a investigar sobre el hechicero Ogre. Una vez que todos estuvieron de acuerdo fueron hasta el castillo por la noche.

-No se preocupe más, Majestad -le dijeron al rey.

Encendieron los candelabros de todas las habitaciones de la planta baja y comenzaron a cantar, gritar y reír con fuerza, armando tal escándalo que llamaron la atención de Ogre. Éste rápidamente fue a ver qué sucedía y al entrar en el castillo, una gran red cayó sobre él, atrapándolo. Los hombres le ataron manos por la espalda, le vendaron los ojos y le taparon los oídos, todo esto con sábanas gruesas. Luego de dejarlo inmovilizado e incomunicado durante varios días, Ogre se encontraba desesperado y exhausto. Entonces le destaparon los oídos y le pidieron que deshiciera el hechizo del rey, prometiéndole soltarlo una vez que lo hiciera. Ogre estaba tan desorientado que no atinó a pensar en otra cosa más que en ser liberado, así que sin ninguna objeción acabó con el hechizo del rey. Una vez hecho esto, la gente llevó al hechicero al jardín y le cortó la cabeza, acabando con su vida.  Luego lo llevaron lejos y lo incineraron.

La gente estaba feliz por haber recuperado a su rey y también lo estaban por haber dejado que el dragón se alimentara de vez en cuando con su ganado.

El pueblo volvió a sus días alegres bajo el gobierno y guianza del buen rey Bertrand Dupont.



viernes, 7 de julio de 2023

LOS DEMONIOS DEL VALLE

 


El llamado de la aventura nos llevó a explorar lugares nuevos. Habíamos escuchado que subir las montañas y bajarlas del otro lado nos llevaría a un lugar mágico y maravilloso. Todos los del grupo de amigos del colegio nos organizamos para emprender la expedición y nos armamos con mochilas llenas de artículos de primeros auxilios, encendedores, comida, agua y mantas. La escalada no fue fácil, muy por el contrario, fue larga y lenta debido a los caminos escarpados. Cuando llegamos a la cima y comenzamos el descenso del otro lado de la montaña, comenzó a oscurecer rápidamente. Antes de llegar a suelo firme había oscurecido completamente.

Una vez que descendimos, buscamos un lugar para descansar y cenar pero luego de caminar un rato, ningún lugar nos parecía seguro. La oscuridad y el silencio que reinaba en aquel lugar nos hizo cambiar de idea. Decidimos no quedarnos a dormir para buscar, al día siguiente, el hermoso lugar que nos habían descrito. Dimos vuelta para regresar cuanto antes a casa. Luego de un tiempo nos dimos cuenta de que estábamos caminando en círculos y no lográbamos ubicarnos para encontrar el camino de vuelta.

-Estamos perdidos en el Valle del terror -dijo uno de mis amigos abriendo los ojos que mostraban miedo mientras miraba en dirección a los árboles.
El alma se me escapó cuando miré hacia donde él lo hacía y vi muchos pares de ojos brillantes. Retrocedimos sigilosos sin dejar de mirarlos.
-¿Son lobos? -Pregunté con la voz temblorosa.
-Son los demonios que habitan en el valle -contestó bajito. -Estaba seguro de que era un mito pero ya veo que es real.
De pronto, las criaturas malignas comenzaron a emitir un ruido horrible, lastimando nuestros oídos, impidiéndonos con ello, seguir nuestro camino. Pronto comenzamos a retorcernos por el dolor causado y por más que nos tapábamos las orejas, el dolor nos penetraba cruelmente. Entonces los demonios salieron de entre los árboles y se fueron sobre nosotros. Lo que creímos que sería el descubrimiento de un bello lugar, se convirtió en una tortura terrible a manos de los demonios del Valle.

Nadie volvió a saber de nosotros.