domingo, 18 de septiembre de 2022

LA CURANDERA DE LA SELVA

 


          En las profundidades de una selva desconocida y casi virgen vive una extraña mujer. Entre la gente de las tribus cercanas, la conocen como la Reina Fantasma. Todos la respetan por los dones y poderes con los que está dotada. Cuando alguien muere sorpresivamente o por razones ilógicas, le llevan el cadáver hasta su choza.

     -Señora -dice un hombre mientras llama a la puerta.

     -Pasa -contesta la hechicera desde adentro.

El hombre entra en la vivienda con el cuerpo de su mujer en brazos y la deposita sobre las grandes hojas cafés de una planta tropical. La bruja se acerca y se pone de rodillas al lado del cuerpo mientras cierra los ojos y comienza a rezar en susurros. Después de varios minutos se levanta y coge a una gallina negra, la lleva hasta la mujer muerta y sobre su cuerpo, le entierra un cuchillo a la gallina, bañando el cadáver con la sangre del animal. Luego me da un masaje extendiendo el líquido viscoso por todo el cuerpo para después, con el mismo cuchillo, abrir en canal a la difunta.

Luego de sacar cuidadosamente los órganos del cuerpo sin vida, los palpó entre rezos que iban subiendo de volumen. Varios pares de brazos surgieron del cuerpo de la curandera y las vísceras eran manoseadas por todas esas manos hasta que la Reina Fantasma comenzó a convulsionar y cayó al suelo.

     -Tu mujer murió porque le hicieron ojo. -Le dijo al hombre luego de calmarse y levantarse. 

     -¿Quién se lo ha hecho?

     -Fue una mujer de tu familia. Una joven, de pelo crespo y grandes ojos.

El hombre tomó a su mujer en brazos nuevamente y se retiró dispuesto a cobrar venganza. 

Todo lo que la Reina Fantasma dice, es considerado cierto en dicha selva. No existe verdad más grande que sus declaraciones. Los aldeanos no se han percatado de que sus aseveraciones causan más desgracias en el lugar.