miércoles, 11 de marzo de 2020

EL VIENTO Y LA FLOR




         
Tania era una mujer muy hermosa y estaba muy enamorada de su novio Mario. Los dos se amaban intensamente y todo entre ellos iba muy bien, salvo por el malvado mago Sebastian, quien estaba encaprichado con gozar del amor de Tania antes que nadie. Al ver que nunca lograría su propósito, pues la mujer con quien estaba obsesionado lo despreciaba, decidió tomar venganza creando un maleficio para separar a la feliz pareja.

          Un día, cuando la vio en compañía de su novio, lanzó el hechizo sobre ella, convirtiéndola en una hermosa flor silvestre blanca.
-A partir de ahora, cuando haya nubes, me convertiré en lluvia para poseerla cada vez desee hacerlo -dijo luego de lanzar una terrible carcajada.

          Sebastian, quien tenía algunos conocimientos de magia, intentó deshacer el embrujo, pero le fue imposible hacerlo. Entonces se convirtió él mismo, en viento. Y cada vez que las nubes se acercaban amenazantes sobre la flor silvestre, él aparecía en su forma de viento y soplaba fuertemente para alejarlas y cuando el peligro se alejaba, soplaba suavemente, haciéndole el amor con toda delicadeza a su amada. Ella, al sentirlo, se sacudía tiernamente, correspondiendo a su amado.

          Fue así como encontraron la manera de vivir juntos y felices para siempre.