Con todas las palabras hermosas
que al oído me susurras suave,
percibo la caricia de un ave
jugando con mis orejas rosas.
Me envuelven emociones ansiosas
descifrado con ello la clave
de poder palpitar en la nave
que me transforma en mil mariposas.
Así, sin más, se han vuelto valiosas
las mañanas dueñas de la llave
que con amor ahuyentó lo grave
de mis tribulaciones brumosas.
Las angustias se alejan nerviosas
dejando que la alegría lave
el ardor que dejó el desenclave
de mis soledades angustiosas.
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