Un murmullo delicado
me llevó hasta su presencia
donde el viento y su cadencia
confundían mis sentidos
distrayendo a mis oídos
con acordes afinados.
El paisaje desolado
sacudiome sin clemencia
recordándome la ausencia
de los besos recibidos
que tu ente desmedido
regalome con agrado.
Mamacita, no he olvidado
la bellísima experiencia
de vivir con tu querencia
en aquellos bellos nidos
do tus brazos bendecidos
mucho amor me regalaron.
Cuánto extraño tu legado
saturado de clemencia,
tan repleto de paciencia,
calmando con tus latidos
a mi corazón vestido
con sentimientos sagrados.
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