Sentirme en total oscuridad
para después perderme en la nada,
despertando muy debilitada,
sorprendida por la tempestad.
El miedo se apoderó de mi alma
pensando en la vida de mis hijos
sin los acostumbrados cobijos
que cada día les doy en calma.
¿Vale la pena trabajar tanto,
estresarse por cosas ajenas
a la sangre real de tus venas,
arriesgando familia y su encanto?
No... nada más importante que ellos,
los dos tesoros que me engrandecen
y con gran bondad mi vida mecen
entre hermosos y alegres destellos.