Frente a mis ojos
los recuerdos de revivían
uno tras otro sin descanso
acompañándome en la soledad.
Mi boca tiesa por la seriedad
esbozaba intentos de sonrisas
y mis ojos brillaban tenuemente
vistiéndose apenas de color.
Te fuiste para no volver,
nunca más volví a verte
y estabas ausente
mientras te tenía en el corazón.
Gracias a eso pude vivir,
recreando los momentos
que felices vivimos
mientras duró lo nuestro.
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