miércoles, 22 de diciembre de 2021

TRANSPORTADA AL PASADO

     


          Paula abrió los ojos encontrándose sola en un bosque al que jamás había ido. Desconcertada miró para todos lados descubriendo que se encontraba de pie frente a unos árboles enormes. ¿Qué hacía ahí? Se preguntaba incesantemente. Lo último que recordaba era que estaba comiendo pizza con sus amigos y que una mujer que decía ser bruja se acercó al grupo.

Se acomodó el sombrero y empezó a caminar entre los pinos. Seguramente llegaría a algún lugar donde hubiera gente y pediría ayuda. Caminó durante toda la mañana y parte de la tarde, sin encontrar nada que no fueran abetos, ardillas y venados. Cansada, se sentó bajo un árbol y empezó a pedirle al cielo que la ayudara a encontrar gente antes del anochecer. Miro al suelo y vio a un caracol avanzando lentamente entre el pasto. Lo siguió con la mirada hasta que el animalito entró en un hueco que había en un tronco caído. Entonces Paula se levantó y continuó su caminata pensando que si el pequeño animal logró llegar a un refugio,  ella también podría hacerlo.

Mientras recorría kilómetros, que tal vez solo eran metros alargados por su desesperación, recordó que la supuesta bruja le pidió que tomara entre sus manos una calabaza y que inspirara profundamente el olor de un girasol que ella misma le dio. Le dijo que al hacerlo, se transportaría automáticamente a otro lugar. ¿Pero a dónde había viajado? ¿A un lejano y solitario bosque? Pensaba angustiada al notar que faltaba poco para que anocheciera.

El sol ya se estaba ocultando cuando escuchó a lo lejos el rumor de lo que parecían olas del mar. Apresuró el paso y el olor a salitre llegó hasta ella. Ya estaba oscuro cuando llegó a la playa y vio un edificio. Entró en él para resguardarse del frío. Cuando en la mañana despertó, salió y miró a su alrededor. Grande fue su sorpresa al descubrir que había pasado la noche dentro de un antiguo molino de viento. Más allá vio el armazón de un barco, también muy antiguo, que estaba en construcción. Entonces escuchó voces y vio a varios hombres, quienes vestían como en épocas pasadas, acercarse a dicho navío. Fue hasta ellos y les dijo estar perdida. Les preguntó cómo llegar al lugar de donde había venido y todos se sorprendieron, pues nadie conocía tal localidad. Ni siquiera conocían el país que ella les mencionara.

Desesperada y asustada, les preguntó cómo se llamaba la playa, a lo que le respondieron que no tenía nombre, pero que el pueblo se llamaba Trinidad y el pueblo más cercano era San Ildefonso. Pensativa, Paula guardó silencio. No conocía esos pueblos y al ver que dos mujeres que llegaron, vestían vestidos largos y muy anchos, preguntó en qué año se encontraban.

     -¡¿1473?! -Preguntó gritando y abriendo los ojos sorprendida.

No. Eso era imposible. ¿Cómo había viajado al pasado?, pensó aterrada. Aquella mujer en verdad era una bruja. Comenzó a llorar desesperada y cuando las mujeres que llegaron le preguntaron por qué vestía un pantalón como los hombres, decidió no responder, pues temió que la tacharan de loca.

El tiempo pasó y después de mucho esfuerzo, logró adaptarse a la nueva y difícil vida que ahora vivía. Todas las mañanas platicaba con unas plantitas que había sembrado en unas macetas de barro que ella misma hizo. Solo ellas sabían quién era verdaderamente y de dónde venía pues con ellas se desahogaba. 


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