A través de los espejos de su alma
vi la ilusión desbordándose
sobre aquellos niños desconocidos
al recibir una merienda caliente.
Un nudo en migargantase atoró
provocando que lágrimas de pena
resbalaran sobre mis frías mejillas
en ese rato de dádivas amorosas.
Un hilo de compasión y cariño
nació entre los chiquillos y yo
dándoles mi promesa de pronto volver,
pues es una bendición dar por amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario