viernes, 12 de noviembre de 2021

UN PRECIO ETERNO

 



 


       Un día despertó cansado de no haber conseguido nada interesante durante su trayecto por este mundo. De pronto sintió que la vida se le esfumaba y que había desaprovechado cada segundo que ésta le había dado. Incapaz de quedarse así y tomando nuevamente una mala decisión, buscó el tiempo perdido en el averno. Entregó su alma al diablo a cambio de que éste le regresara cada minuto para poder hacer algo positivo con su existencia.


Cada día que pasaba, el hombre alcanzaba un éxito. Su felicidad era tan grande, que ignoraba las señales que su cuerpo le daba. Comenzó con un dolorcito estomacal que a diario aumentaba, hasta que los dolores se hicieron insoportables. Los doctores no le encontraban nada; le decían que todo estaba bien.


Una noche, desesperado, habló con Dios. Le dijo estar agradecido por los grandes éxitos que últimamente había conseguido y le suplicó que le quitara esos terribles dolores que lo estaban martirizando. Mientras oraba, las lágrimas bañaban su rostro. Entonces una voz  grave se escuhó en la oscuridad:

     -Es a mí a quien debes agradecer tus éxitos. Recuerda que viniste a mí y tu alma me entregaste. El precio por tus logros es éste. Sufrirás en vida una milésima parte de lo que sufrirás eternamente allá, donde fuiste a buscarme.


Así como apareció, el demonio se esfumó, dejando al hombre aterrado por lo que le esperaba por toda la eternidad.


 


 


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