domingo, 15 de agosto de 2021

EL PUEBLO DE LOS LAMENTOS

    


       Hubo un tiempo en que todos los días llovía, llegando así, a ser un hermoso pueblo de increíble vegetación. Durante el verano se llenaba de turistas por sus grandes cascadas de agua color esmeralda. Había ocasiones en que no cabía la gente en las lagunas. Fueron muchos años de esplendor para la pequeña comunidad, a pesar de que siempre había reportes de niños extraviados que nunca eran encontrados. Con el tiempo, una gran sequía comenzó a golpear al pueblo y a todos los de alrededor. Aún así, llegaban fuereños tratando de pasar una agradables vacaciones, hasta que las cascadas se acabaron y las lagunas desaparecieron. La vegetación comenzó a secarse al grado de que las hojas de los árboles se quemaron y cayeron, dejándolos pelones. El aspecto era terriblemente desolador; solo había troncos secos sobre el césped amarillo que crujía bajo las pisadas de quien pasaba por ahí. El pasto desapareció quedando únicamente tierra seca y poco después la tierra comenzó a agrietarse. Los lugareños se mostraban muy preocupados. Las temperaturas eran muy altas y hasta los mantos acuíferos se secaron, dejando a los habitantes sin agua para sus necesidades básicas.

 

         Una tarde, cuando estaba por oscurcer, algunas personas, no todas, escucharon sollozos de niños, provenientes de las calles. Quienes los escucharon, salieron a ver qué estaba sucediendo, pero aunque se los sollozos continuaron, no vieron nada. Entonces corrió el rumor de que la tierra lloraba por la falta de agua. Muchas familias decidieron abandonar el lugar, pues ya no había futuro en él, quedando así muy pocos habitantes.

 

          Una madrugada mientras una pareja de novios gozaban de su amor lejos de sus casas, escucharon los sollozos, los cuales pronto se hicieron lamentos. Pusieron atención tratando de descubrir de dónde procedían aquellos ruidos extraños hasta que llegaron a un tronco enorme. El joven trepó ante el nerviosismo de su novia y al llegar hasta arriba, miró por el ancho hueco. Horrorizado vió muchos esqueletos de niños. Aunque nadie fue a investigar, se supuso que eran los huesos de los niños extraviados, llegando a la conclusión de que ellos habían provocado la sequía, castigando al pueblo por no haberlos buscado eficientemente. Con esto, las familias que quedaban, también abandonaron el pueblo, por temor a que sus hijos desaparecieran, dejando el lugar como un pueblo fantasma, al que llamaron: El Pueblo De Los Lamentos.


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