sábado, 21 de agosto de 2021

EL CONFLICTO

 



         Dora llegó varios minutos antes a la compañía aseguradora que la acababa de contratar. Estaba realmente emocionada, pues pasó diez años trabajando en Canadá, y volver a México, la tierra donde nació, era un sueño hecho realidad. Gratamente se sorprendió al ver llegar a Alicia, su amiga de juventud. Se abrazaron con mucho gusto. De jóvenes habían sido amigas inseparables, pero por cosas de la vida, habían perdido contacto. Se pusieron de acuerdo para ir a un café después de la jornada laboral. Tenían infinidad de cosas qué contarse.

 

          Ya en el café, hablaron de todo. Dora le dijo haberse casado con un francés en Vancouver, pero desgraciadamente no lograron entenderse y al año se divorciaron. Desde entonces se dedicó a trabajar y viajar con amigas. Por su parte, Alicia le dijo que llevaba quince años casada y tenían tres hijos varones. Le dijo que casi no viajaban pues estaban juntando dinero para la universidad de los muchachos, pero le aseguró que eran muy felices y su relación era muy sólida. Alicia la invitó a una barbacoa el fin de semana para que conociera a su familia.

 

          Dado que el fin de semana hacía mucho calor, Dora se presentó a la barbacoa con unos shorts muy chiquitos y una blusa de tirantes con un escote muy pronunciado. Alicia la recibió encantada y la llevó al patio donde Santiago estaba cocinando, para presentarla con él y sus hijos. Durante todo el rato conversaron y rieron mucho. Discretamente, Santiago le echaba miradas a los pechos y piernas. La mujer tenía un cuerpo muy bien formado. Al anochecer, Dora se fue después de aceptar otra invitación para el próximo fin de semana. La reuniones entre ellos se hicieron costumbre, pero algo había surgido entre Dora y Santiago.

 

          Los coqueteos dejaron de ser inocentes juegos cuando Dora llegó un día en que Alicia había ido con sus hijos a visitar a su padre. Mientras conversaban hubo roces y de pronto, mientras ella se servía una copa de vino, él la enlazó por la cintura, y la besó. Lejos de oponerse, ella correspondió al beso, terminando en la cama de su mejor amiga, con su esposo. Los encuentros entre ellos se hicieron muy frecuentes, aunque eran en la casa de ella. Dora dejó de visitar a la familia, pues ahora se encontraba en un gran conflicto. Por un lado apreciaba a su amiga, y por el otro, le gustaba muchísimo hacer el amor con Santiago.

 

          Una ocasión, Alicia le comentó que sospechaba que su marido la engañaba con otra mujer, pues ya no la tocaba y su relación se estaba tornando muy fría. Dora se sintió la peor persona del mundo. Por la noche estuvo reflexionando y decidió verse con el hombre que la volvía loca en la cama. Cuando se vieron, no dejó que la besara y terminó con él. Santiago le pidió que reconsidera más ella se mantuvo firme argumentando que prefería mil veces perder a un amante que a una amiga. Cuando él se retiró, ella inspiró profundamente y sonrió al sentirse liberada.



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