jueves, 25 de agosto de 2022

EL MONSTRUO DE LA COMARCA


 

          Hace muchísimos años existió una ciudad pequeña y muy hermosa con verdes campos y lagunas azules y cristalinas de agua limpia y pura. Los habitantes de tal localidad eran gente amable y trabajadora. Todos los ciudadanos se preocupaban por el bien comunal y no había nadie que sufriera solo, pues siempre comtaba con la ayuda y apoyo de todos en el vecindario. La hermosa y traquila ciudad era adornada por un castillo que se levantaba detrás de la comarca. Nadie se acerccaba allá pues allí vivía la mujer serpiente. ¿Y quién era tan temida dama? Era una maldición para la ciudad y sus habitantes. Se decía que esta horrible mujer con cuerpo de serpiente se deslizaba astuta y silenciosamente por las calles de la aldea y secuestraba a cualquier persona que le gustara. La enrollaba con la cola y rápidamente huía con su presa, llevándola hasta el castillo. Una vez ahí, se la comía despacio,  disfrutrando de la carne y escupiendo los huesos... Cuando reunía una buena cantidad de éstos, los usaba para adornar las paredes del castillo.

     Un buen día llegó un hombre joven, de gran tamaño y cuerpo musculoso. Se instaló a vivir en la región y pronto se hizo amigo de todos en el pueblo. Inmediatamente se enteró de lo que sucedía algunas noches cuando la mujer serpiente salía del castillo. Este hombre, dispuesto a acabar con el temor de tan bella y trabajadora comunidad, se dio a la tarea de cazar a tan temido monstruo. No descansaba por las noches, pues estaba atento a cualquier ruido hasta que una noche escuchó algo que se arrastraba por el suelo y la pared. Cuidadosamente salió y se le enfrentó con un hacha en la mano. Ésta se levantó sobre parte de su cuerpo y le mostró furiosa los colmillos, tratando de asustarlo.  El hombre, disimulando el miedo que tenía empuñó con fuerza su arma y dio tres pasos hacia el monstruo, que en aquella posición parecía enorme. La mujer serpiente siseó furiosa y encrespó su cabellera, la cual estaba formada de colas de serpiente. El hombre dio dos pasos más hacia ella, haciéndola retroceder y refugiarse nuevamente en el castillo.

─¡No salgas más! ─Gritó el hombre.

     Por la mañana todo el mundo hablaba de lo sucedido. Decían que John, que así se llamaba el valiente que enfrentó al monstruo, era un ángel enviado por Dios para cuidar de la comunidad. Nadie sospechaba lo que sucedía adentro de hermoso edificio. La mujer serpiente se encontraba enojadísima, pues nadie la había humillado de tal forma. Los días pasaron y ella estaba incómoda, harta del encierro y el ayuno al que la había obigado aquel hombre. De pronto se sintió tan vacía que quiso escapar de ella misma y sin esperar a que anocheciera, salió más brava que nunca. Cuando la gente la vio, comenzó a correr aterrorizada, gritando. El escándalo era tal que llegó hasta oídos de John, quien se encontraba en sus ocupaciones. Dejó todo y se asomó a ver de qué se trataba. Entonces vio a la mujer serpiente. Los ojos le brillaban por el odio y el hambre de causar mal. John se hizo de su hacha y decidido fue hasta ella.

─¿Crees que estoy jugando? ─Le preguntó con un grito.

     El monstruo se alzó más alto que aquella noche y siseó aún más fuerte mientras lo miraba de forma intimidante. Luego, sorpresivamente, lanzó su cola hacia él y lo enrolló fuertemente. Sin pensarlo dos veces, el hombre le dio un hachazo rompiendo la cola del animal provocando con esto que un grito horrible escapara de su boca. John se liberó rápidamente de la cola y corrió tras el monstruo que se arrastraba con dificultad hacia el castillo. Al llegar hasta ella, se trepó sobre el monstruo y la siguió cortando en pedazos hasta dejarle un pedacito de cuerpo y la cabeza. Todos en el pueblo consideraron a John su héroe por haberlos rescatado de tal monstruo, pero seguían teniendo miedo de acercarse al castillo pues se decía que el cuerpo le estaba creciendo con los años y un día saldría nuevamente a cobrar su venganza.



miércoles, 24 de agosto de 2022

ISLA SOLEDAD

 


          Más hermoso no podía ser el paisaje. El mar en calma mandaba suavemente las olas azules coronadas con espuma blanca a refrescar las arenas oscuras de la tierrra caliente que vestía a la isla Soledad. Esta tierra era completamente virgen, habitada únicamente por algunos animales y decorada con una flora exótica de belleza inigualable.

     Una noche, el océano sufrió los embates de un fuerte huracán que furioso, se acercó a la isla azotando árboles y palmeras. La tempestad duró varios días y cuando por fin las aguas cesaron y el sol dejó ver sus cálidos brillos, la isla Soledad parecía un campo de guerra abandonado. Las palmeras, arrancadas de raíz por los vientos huracanados, yacían sobre el suelo.

     Un barco  apareció encayado contra una gran roca a la orilla de la isla y se escuchaba el rugido de un león que desde allí provenía. Horas después salió de ahí un hombre y con una daga comenzó a cortar las lianas y ramas de los árboles que estaban tirados. Pronto, constuyó una pequeña y refrescante choza. Luego regresó al barco y sacó a un enorme león. El hombre conversaba con el animal y éste parecía entender porque le contestaba con suaves rugidos. Con una rama escribió S.O.S en la arena y luego fue a pescar para prepararse algo de comer, mientras el león se iba por su cuenta a conseguir comida.

     Después de varios días, una fuerte ola se adentró mucho más de lo normal y al retirarse, dejó una botella de cristal con una mujer dentro de ella. La  chica gritaba y se movía desesperada tratando de salir de su encierro. Luego de muchos intentos y cansada, se arrinconó llorando por su infortunio. El sol quemaba fuerte y ella sudaba a más no poder. Un escorpión se acercó despacio y con su aguijón llamó la atención de la muchacha. Ésta se aterró aún más al ver a tal arácnido tan cerca de ella. Temblaba de miedo y ya no tenía fuerzas para seguir gritando. Entonces aparecieron el hombre y el león.  El joven de un pisotón acabó con el animalito y luego se puso en cuclillas.

─¿Quién eres y qué haces allí dentro? ¿Cómo te has metido allí?

¡Ayúdame a salir! Un hechicero me ha metido cuando me negué a aceptar sus amores.

     Rápidamente, el hombre hizo intentos por rescatarla. Cogió la botella y la colocó enfrente del león.

─¡Písala! ─Ordenó al león. Mas éste retrocedió. ─¿Qué sucede? ¡Rómpela con tu pata para que la chica pueda salir! ─Pero el león siguió retrocediendo.

     Pronto se dio cuenta que si el león lo obedecía podría matar a la joven. Miró hacia todos lados tratando de encontrar una solución. Entonces miró el cañón que salía de uno de los lados del barco. Hizo unos cálculos, tomó la botella y la colocó de tal forma que el cañonazo no la tocara y fue hasta el navío. Disparó y con la fuerte vibración, la botella se rompió en mil pedazos dejando libre a la cautiva.  Cuando por fin se vio libre, la chica se abrazó a su rescatista.

     Con el paso de los días,  los jóvenes se fueron enamorando. El amor que sentían el uno por la otra se iba tejiendo con lazos fuertes pese a la situación en la que se encontraban. Sin embargo, gracias a sus ganas de seguir adelante lograron grandes cosas en aquella isla hasta llegar a adaptarse a ella. Allí vivieron y tuvieron hijos. Y aunque han pasado muchos años no pierden la esperanza de que alguien llegue un día y los descubra. Mientras tanto aprenden a vivir y a sobrevivir en ese lugar que el destino les deparó para conocerse y hacer una vida. Ellos enseñaron a sus hijos a leer y a escribir y a ser valientes para poder seguir en esa hermosa tierra que quisieran poblar un día no muy lejano. Entre otras cosas, aprendieron a hacer una mezcla con los pétalos de las flores y arena. Las remojaban con el agua del mar y los molían hasta que se hiciera un líquido. Luego,  sumergían en ella la punta de una pluma de águila y escribían. Fue así como inmortalizaron su historia sobre  piedras enormes y troncos de árboles.


martes, 23 de agosto de 2022

LA VISITA DEL UNICORNIO

 




          Desde la cima de la montaña, un unicornio se desvelaba todas las noches observando atentamente la ventana de una de las habitaciones del castillo. Allí dormía Lucero, la doncella de una bruja malvada que se vestía con ropas hermosas y adornaba su cuerpo arrugado con joyas brillantes, simulando ser una reina buena. Todos en el reino creían que la reina era muy buena y que se preocupaba por su gente, pues vivía atenta a las necesidades de su pueblo y los ayudaba a llevar una vida digna y feliz. Nadie imaginaba lo negro de su alma ni lo que las paredes de tan hermosa edificación ocultaban.

     Tal castillo era habitado únicamente por la reina Cristal y Lucero, quien se encargaba de atender hasta el más mínimo capricho de su soberana. Desconocía que su ama la odiaba por ser hija de la mujer que había ganado el amor del hombre que ella amaba. Cuando estos dos hicieron público su amor, la bruja hizo un hechizo para destruír su relación. El resultado de esto fue que los padres del joven se opusieran al comprromiso, con lo cual el muchacho renunció a su familia defendiendo con fuerza su amor.

     Con el pasar de los años, lejos de olvidarse de ellos, la bruja desalmada siguió haciendo brujerías y brebajes para acabar con la que sin saberlo, la había hecho sufrir al aceptar el amor de aquel joven. Un día se cruzó con ella y al darse cuenta de que estaba embarazada, la maldijo en voz alta con palabras raras que nunca había escuchado. A partir de entonces, la mujer vivió atemorizada pues un espanto la perseguía de día y de noche. Días después dio a luz a Lucero entre gritos de dolor y miedo, pues decía que frente a ella estaba el espanto esperando a la bebé para llevársela. Por la mañana, amaneció muerta en su cama junto a su hermosa bebé recién nacida, quien lloraba pidiendo pecho. Varios años después de amarla y cuidarla con todo su amor, el hombre falleció dejando huérfana a la pobre Lucero.

     Cuando Lucero se convirtió en una jovencita hermosa, conoció al herrero del pueblo y ambos se enamoraron perdidamente. Él le propuso matrimonio y ella aceptó feliz. Al enterarse de esto, la reina los mandó llamar al castillo y les dijo estar feliz con su amor. Les ofreció hacerse cargo de la boda y ayudarlos a iniciar su nueva vida sin contratiempos. Conociéndola como una reina noble y generosa, aceptaron tal ofrecimiento. El joven herrrero no tenía dinero para comprar un anillo pero tenía una esmeralda que su madre había recibido de su abuela el día de su propia boda. Así que decidió dársela a su prometida. Lucero la besó y la guardó entre su negra melena, sobre los pasadores que ajustaban su pelo.

     Un día, el joven no se volvió a ver. Nadie, ni siquiera sus padres sabían en dónde estaba. Lo buscaron por mar y tierra hasta que la reina lo declaró muerto. Lucero creyó morir de la tristeza. Nuevamente había quedado sola. La reina volvió a intervenir. Le propuso que fuera su doncella y que viviera en el castillo. La joven, sin ánimos de nada, aceptó. Desde entonces se volvió la criada de aquella bruja disfrazada de reina, que ahora la maltrataba y explotaba sin misericordia.

     Una noche, mientras lloraba mirando por su ventana, vio a un unicornio volando enfrente de ella. Éste daba vueltas y aleteaba con fuerza tratando de llamar su atención hasta que Lucero abrió la ventana. El unicornio se acercó todo lo que pudo a ella y con su aleteó la invitó a subirse en él. La muchacha lo montó y dieron un paseo por el cielo lleno de brillantes estrellas. Luego se detuvieron sobre una nube y cuando ella lo desmontó, el unicornio metió su cuerno entre su pelo sacando la esmeralda que su novio le había regalado. Ella lo miró sorprendida y comprendió que él era el amor de su vida.

     ─¿Eres tú? ─Preguntó emocionada.

     El unicornio asintió con la cabeza.

     ─¿Quién te ha hecho esto? ¿La reina?

     Él animal aleteó suavemente y llevó su cuerno hasta sus manos donde tenía la esmeralda. La empujó ligeramente mirándola a los ojos. Ella, emocionada se abrazó a él.

     ─Cuando la angustia quiera invadirme, la sacaré de mi pelo y la colocaré cerca de mi pecho para econtrar la paz.

     Al regresar al castillo, la bruja ya los esperaba furiosa. Tomó un caldero con una pócima que había preparado y la lanzó al uniornio. Éste logró esquivarla y aleteando fuertemente, la devolvió a la mala mujer, provocando que toda su piel se quemara y toda ella se redujera a cenizas. Desde entonces y no teniendo otro lugar para vivir, la hermosa Lucero siguió viviendo en el castillo, pero ahora sin que alguien la maltratara. Todos los días recibía la visita del unicornio y cada noche él se iba hasta la montaña para cuidarla desde allá.



sábado, 20 de agosto de 2022

AMANTE DE LA SANGRE

 



          El pecho del hombre se levantaba agitado mientras miraba a la chica cepillar su largo pelo. Cada vez que ésta pasaba el cepillo entre el cuello y el hombro, colocando la cabellera sobre su espalda, el corazón del espía aceleraba sus latidos al ver una de las venas de la mujer sobresaliendo de la piel. Ligeramente se veía cómo latía y esto exacerbaba los sentidos de aquél que disfrutaba mirándola escondido, detrás de la puerta, a través de una ranura entre ésta y la pared.

 

     Mientras la joven se miraba en el antiguo espejo, descubrió que su cabello estaba disparejo. Tomó unas tijeras y sin pensarlo, las llevó hasta donde creía que podría arreglar tal desperfecto. Cuando ejecutó el movimiento, cortó también la vena que sobresalía en su cuello y un chorro de sangre caliente brotó manchando su ropa, piel y espejo con el líquido viscoso y rojo. Excitado hasta más no poder, el hombre salió del escondite y de dos zancadas llegó hasta ella.

 

     La mujer, aterrada por lo que le estaba sucediendo, no fue capaz ni de gritar al percatarse de que un extraño la tomó en brazos y de su cuello se prendió. La boca del desconocido succionó la suave piel disfrutando de la sangre, su veneno, ése al que era adicto pese al daño que le provocaba. Era algo muy extraño, pues no podía prescindir de ese líquido a pesar de que después de beberlo le provocaba una crisis de convulsiones llevándolo a lastimarse la lengua. Era su veneno, su dulce veneno que lo mantenía con vida en esta oscura vida y seguiría consumiéndolo hasta que por fin, una de las convulsiones lo dejara sin vida.

 

     Se dice que siempre está detrás de mujeres jóvenes, al acecho, en busca de una oportunidad para satisfacer su extraña necesidad sin temor a perder la vida en alguna de esas ocasiones.