miércoles, 14 de julio de 2021

EL SECRETO

           Candado de hierro y muy pesado protegía la habitación de quien fuera el Duque Diego. Desde la fatídica noche en que murió, su cuerpo fue trasladado a la iglesia que se encontraba en sus tierras y después al cementerio familiar. Sus aposentos fueron cerrados para cualquier persona, excepto la duquesa. Camareras y sirvientes, e incluso familiares, sentían cierta curiosidad por saber qué se escondía allí. No creían que se le puso candado solo por haber muerto. Pero a pesar de las ganas infinitas por descubrir la verdad, nadie se atrevía a cuestionar la orden dada por la viuda. 

          En la cocina, mientras los criados comían, hablaban del asunto en voz baja. Unos comentaban haber escuchado ruidos extraños la noche trágica. Decían que escucharon gritos y golpes. Algunos decían que quizás la duquesa tenía un amante y éste lo asesinó. Dos de las sirvientas, las más osadas, urdieron un plan para descubrir la verdad que encerraba tal habitación. En la bebida nocturna de la viuda, vertieron una pócima para dormirla profundamente y así fue como obtuvieron la llave del celador de hierro de la puerta. Cautelosas, la abrieron y rápidamente entraron. ¡Sus dudas crecieron aún más!  En la habitación no había ni un solo mueble, sin embargo surgieron más preguntas, pues llena de sangre seca, colgaba de la pared, una espada.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario