Anda su trayecto sin ilusiones,
indiferente ante los caminos
que encuentra enfrente de él,
avanza sin pensar cuál tomar.
Apático, sin que nada le cause placer,
mira sin ver la tétrica nebulosa
a la que se acerca sin pensar,
ignorando lo que pueda pasarle.
Recuerde el alma dormida
cómo se pasa la vida
y cuando recuperarla se quiera
demasiado tarde será.
Así terminó su peregrinar,
inmerso en una burbuja negra
donde todo le causaba dolor
y jamás se acabaría.
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