sábado, 20 de noviembre de 2021

CASTIGO DE DIOS



 

   

Fernanda lloraba abrazando a su hija que acaba de fallecer en esa fría

cama del hospital. Aquel cuerpo lucía terriblemente maltratado por

los golpes que le propinó Pedro, su esposo, hasta hacerla perder el

conocimiento, el cual ya no volvió a recuperar. El abusador escapó y

las autoridades no lo encontraban.

-Te juro que esto no se va a quedar, hija mía. -Dijo Nelly entre

lágrimas. -Haré que pague muy caro esto que te ha hecho.


Meses después, Nelly recibió el informe del detective que contrató.

En éste le notificaba que el fugitivo se encontraba refugiado en una

cabaña en una zona boscosa de Dakota del Norte. Inmediatamente se

preparó para viajar hasta allá. Hizo una pequeña maleta con dos

mudas de ropa y junto con un rifle armado la subió a la camioneta.


Después de manejar tres horas, llegó al bosque en donde se

encontraba el asesino de su hija. Se estacionó lejos donde él no

pudiera ver el vehículo y siguió a pie. Al llegar a la cabaña, lo vio

salir corriendo por la puerta trasera.

-¡Te mataré! -Gritó Nelly mientras le disparaba.

Pedro siguió corriendo sin detenerse y Nelly, detrás de él. Entonces

escuchó un alarido de dolor. Luego de mucho rato llegó hasta él, que

se encontraba tirado en el suelo y retorciéndose. Uno de sus pies

había pisado una trampa para oso y el dolor era tan fuerte que no

podía ni caminar ni arrastrarse. La sangre corría a borbotones y un

gran ejército de hormigas sedientas de sangre, ya se acercaba.

-Será peor el castigo que la venganza. -Dijo Nelly satisfecha y

mirando al cielo.


Se alejó en paz de ahí mientras escuchaba los primeros gritos de

Pedro al sentir las picaduras de las hormigas en su cuerpo, aunadas al

dolor que la trampa de fierro ya le producía.




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