domingo, 20 de junio de 2021

LA MUJER EN EL ESPEJO





           Los niños dormían plácidamente en su habitación al cuidado de sus hermanas mayores, ya adolescentes, pues sus padres habían ido a una fiesta y llegarían antes del amanecer. Poco antes de la media noche las muchachitas se fueron a dormir a su habitación, asegurándose de que sus hermanitos estuvieran dormidos y bien cobijados. Ambas habitaciones eran ligeramente iluminadas por un foco pequeño que estaba conectado en el pasillo para no quedar completamente a oscuras.


          Más tarde, cuando ya dormían, el silencio fue roto por el grito del niño más pequeño. La hermana mayor corrió hasta él para saber qué pasaba, encontrándose con el niño aterrado, recargado en la cabecera de la cama y gritando que una mujer vestida de negro y con un puñal clavado en uno de sus ojos, estaba dentro del espejo, llamándolo. La chica se detuvo frente al objeto en cuestión y miró atentamente. Aunque no vio a nadie, miró un camino oscuro sin final y un escalofrío recorrió su cuerpo entero. No dijo nada para no asustar a nadie más y colocó una toalla sobre el espejo para evitar que el niño siguiera viendo lo que decía ver y estuvo con él hasta tranquilizarlo y dormirlo.


          Ya en su cama, la jovencita no lograba conciliar el sueño, pensando en lo sucedido y en eso, volvió a escuchar a su hermanito gritar y llorar. Rápidamente fue hasta mirando la toalla en el espejo y al niño completamente fuera de sí. Decía que la mujer había salido del espejo y se encontraba frente a su cama, llamándole con insistencia. La muchacha llamó a sus padres y les dijo lo que sucedía. Mientras ellos llegaban, tomó a su hermanito en brazos, tratando de consolarlo.


          Al ver que no lograba tranquilizar al niño, pues él decía lo mismo sobre la mujer, decidió, llena de miedo, hablarle. 

-¿Quién eres? ¿Qué es lo que buscas? -Silencio fue lo que obtuvo. -Dime, ¿por qué molestas a mi hermanito? ¿Necesitas algo?-

Dice que se llama Francisca Nava. -Dijo el niño. -Que necesita que yo entre al espejo para que ella pueda liberarse y volver a este mundo. 

La muchacha lo abrazó con fuerza y tomó de la mano al otro nene, que sollozaba aterrorizado en un rincón de su cama.



          Salieron de allí y se fueron a su habitación. En eso llegaron sus padres y les contaron todo. El padre entró al cuarto diciendo maldiciones para alejar a la mujer mientras la madre rociaba el lugar con agua bendita y rezaba. Entonces el espejo se rompió en pedazos y los niños se durmieron automáticamente. 


          Por la mañana, los nenes no recordaban nada y al percatarse de que no estaba el espejo, preguntaron por él. Su mamá les dijo que se le había caído mientras lo estaba limpiando Nunca más volvieron a vivir nada igual, pero por si acaso, nunca volvieron a poner un espejo en el dormitorio. 



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