miércoles, 15 de septiembre de 2021

SANACIÓN

 


 

          Sentados en sillas alineadas, se encontraban cinco personas en deplorable estado de salud. Con la promesa de acabar con el sufrimiento que les causaban las diferentes enfermedades a cada uno de ellos, unos sacerdotes los llevaron al Templo de La Sanación Final. Esperaban en silencio a que los llamaran mientras observaban el gran salón en el que estaban. Las paredes, el techo y el suelo eran completamente negros. Enfrente de donde se encontraban sentados, había una mesa con algunos objetos que no alcanzaban a distinguir.


          De pronto, la luces comenzaron a apagarse y unas luces rojas se encendieron dando un aspecto tenebroso al lugar. Varios sacerdotes entraron al lugar y se detuvieron frente a la mesa, mirándolos en silencio y luego apareció otro de ellos.


-Bienvenidos sean todos ustedes al Templo de la Sanación Final, lugar donde, después de largo sufrimiento, partirán para siempre completamente sanados, sin volvería sufrir ni una sola molestia -dijo el sacerdote con una sonrisa en el rostro. Volvió la mirada hacia sus compañeros y éstos asintieron con un movimiento de cabeza. -Bien -continuó - ¡Inicia el juego en el Club Fuego Infernal!


          Los enfermos se miraban unos a otros desconcertados. No entendían lo que sucedía. Se suponía que iban a atender sus males, no a jugar. Entonces, los  sacerdotes que estaban en silencio, llamaron a las persona y les hicieron preguntas referentes a los versículos de la biblia. Ninguno supo contestar su pregunta. El sacerdote que diera inicio al juego, cogió unas pinzas y les arrancó la uña del dedo meñique a cada participante, quienes gritaron de dolor. Uno de ellos, agarrándose la mano del dedo ensangrentado, corrió tratando de escapar, pero la puerta por donde entraron estaba con candado. Entre dos sacerdotes lo llevaron de regreso a donde se encontraban los demás gimiendo de dolor. Luego, el interrogatorio siguió. Ninguna de las cinco personas pudo contestar  correctamente ninguna de las preguntas, así que, después de arrancarles las uñas, les fueron cortando uno a uno los dedos con un machete, y luego las extremidades.


          Luego de una noche de terrible tortura para las cinco personas que fueron llevadas hasta ahí con engaños, los dejaron desangrarse, para que partieran y se acabara su sufrimiento.



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