Cuando abrí los ojos, vi muchas notas musicales bailando en las paredes. Luego se unieron como si se tomaran de las manos y empezaron a girar a mi alrededor. De pronto, se detuvieron y una de ellas, la que parecía ser la jefa de tan raro grupo de bailarinas, les ordenó con voz chillante que me ahorcaran. Pronto, el círculo que formaron se cerró alrededor de mi cuello y comenzaron a apretarme tan fuerte que el aire comenzó a faltarme. Estaba muriéndome asfixiada por un grupo de notas musicales desalmadas.
Entonces hubo un gran silencio. Abrí los ojos con la respiración agitada y todo estaba normal. La música suave continuaba y no había nada raro en el baño. ¡No vuelvo a tomar esas pastillas!
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